lunes, 30 de septiembre de 2019

233

Tres anotaciones:
Se pueden generar muchas sensaciones a partir de una limitación.
¿Qué puedo escribir largo rato y que además me interese?
Disfrazamos de ficción nuestra vida para sentirnos menos expuestos.

232

Está buenísimo andar en bici mientras escuchas música electrónica

domingo, 29 de septiembre de 2019

231

Hoy lo extrañé a José. Síndrome de domingo a las siete de la tarde, antes de que sean las siete de la tarde. Algo nos pasó a los dos, creo (o quiero creer). Algo nos desconectó.

sábado, 28 de septiembre de 2019

230

Anoche salí solo a una fiesta. Me volví a mi casa sonriendo. Ya era de día. Un chico me dejó flotando.

viernes, 27 de septiembre de 2019

229

Una frase que escuché al pasar hace un ratito: "¿Entendes boludo? O sea, tengo 2500 pesos para esta noche nomás ¿entendes boludo?".

jueves, 26 de septiembre de 2019

228

"¿Vos crees que yo soy denso?", le pregunté a mi amigo Cajita. "No", me respondió. Y se quedó dormido.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

martes, 24 de septiembre de 2019

226

Finalmente decidí cumplir mi deseo de ser dj. Ya estoy practicando. En teoría mi primera presentación en público va a ser en un mes, más o menos. Todavía me tengo que inventar el nombre.

lunes, 23 de septiembre de 2019

225

Otro ejercicio, es un texto a cuatro manos.

"Extraño a mi ahijado", pensó Estela mientras se cebaba un mate. Su ahijado, Marcos, se convirtió en el transa del barrio: su sueño es llegar a narco. Marcos empezó a tomar drogas cuando se murió el marido de Estela, había sido como un padre para él. Al tiempo de empezar a consumir, Estela lo descubrió cocinando ketamina a baño maría y en ese mismo momento lo echó de la casa para siempre.
Ahora, ella vive sola. A veces la visa su hija o una amiga del barrio, que perdió a su hijo culpa del paco que vende Marcos, pero no tiene resentimiento hacia Estela porque sabe que ella no es culpable de nada. Después de todo, ya a determinada edad, cada uno es responsable de sus actos y Estela Estaba segura de que hizo lo mejor que pudo.
Claudia, su nueva vecina, le había presentado a un primo lejano. Desde que murió su marido Estela no había vuelto a estar con nadie y a Claudia no le gustaba que esté sola y triste. Quería que recupere la alegría de vivir. Sin embargo, la relación no prosperó. El tipo era el comisario del barrio y en un enfrentamiento con los transas del lugar le pegó un tiro a Marcos. Si bien no lo mató, el pibe quedó rengo y por eso ahora, cuando los pibes del barrio quieren pegar algo, dicen: "llamá al rengo, tiene de la buena". Estela no tenía suerte, pensaba que su destino era pasar sus días sintiéndose miserable, sola, triste y desgraciada. Pensó que, tal vez, si ella comenzaba a consumir alguna droga se sentiría mejor. En algún lado había escuchando que  los que consumían en realidad eran personas muy sensibles que les cuesta transitar la dura realidad de la vida con la que a veces tienen que enfrentarse. Por eso preferían estar puestos y volados. Le daba miedo empezar por algo sintético, pero no sabía qué droga no era sintética: ella creía que la marihuana se hacía en laboratorios.
Estela decidió empezar yoga. Iba a la clase gratuita que deban en la plaza del barrio. Si le quedaba energía después de la clase, se quedaba a la siguiente.

224

Un ejercicio:

"Extraño a mi ahijado", pensó Estela mientras se cebaba un mate. Estaba sentada en la puerta de su casa, en una reposera. Intentó levantarse para calentar agua, pero le dolía la costilla. Usaba como bastón un fierro que era de su marido. Ella creía que la protegía de las malas energías o de posibles macumbas que quisieran hacerle. Para aumentar su seguridad hizo un círculo de arena alrededor de la cama, con velas y otros objetos: estampitas, cruces, rosarios y un vagón de tren de juguete de su ahijado. Tomaba todas estas precauciones porque le tenía desprecio a Rosa, una gitana que vivía en la cuadra siguiente a la suya: Estela estaba convencida que ella le había matado a su gata margarita para hacer algún trabajo. Por eso, la denunció con la policía, quería que termine presa, que se pudra en un calabozo. Abajo del corpiño, Estela llevaba una máscara de cerámica muy chiquita que su hijo le trajo de Brasil bendecida por un pai umbanda. Ella no hablaba mucho con su hijo porque es matemático y para Estela él hablaba complicado, dice cosas como: pi, hipotenusa, ecuación.

domingo, 22 de septiembre de 2019

223

Sumé un nuevo amuleto: una cadenita de metal oscura, con un nudito de cuero y una calavera chiquita que cuelga y que tiene una flor gravada en la mitad. Los otros son: un aro con forma de hacha y que parece hecho con los dientes; otro aro que parece que flota, es un circulo que se apoya en donde termina mi oreja. Amuletos que me dieron tres amigas. 

sábado, 21 de septiembre de 2019

222

Un chat de WhatsApp de esta madrugada:

Estoy borracho
Y cerca de tu casa
Vos en que andas?
Ey
Por dormir
Recién lo veo
Yo abajo de tu casa
A punto de cruzar a tomar el 67
En el metrobus
Bueno, no se nota, pero es tu casa
Si, se ve la ventana bajita
Tkm
Yo también
Hoy pensé en vos
Estamos conectados
Syempre

A mí rompieron el corazón
Así q salí a emborracharme

Uh
José?
Sip
Mega oscuro todo
Q mal :(
:(
Q bajón
Re
;(
Queres dormir acá?
Si. No quiero viajar.
Dale, bajo

221

Anoche Cajita me invitó a un concierto de Miranda. Las entradas las consiguió el hermano de Karen, una amiga de él (escribí un cuento sobre ella hace poco). Un dato de color: cuando me separé de José en noviembre del año pasado, ese mismo día también fui a ver a Miranda y también fue en el Abasto.
El público de Miranda es muy extraño. Es todos y es nadie. Son señoras que lloran, maricas de treinta y pico y adolescentes que tienen binchas de flores de papel con luces. El milagro del pop.

220

A la lista que armé ayer le sumé algunas canciones:

Hot butter - Nathy Peluso
Microdancing - Babasónicos
12:30 - Emmanuel Horvilleur
Enamorada - Miranda
Pose - Naomi Smalls

viernes, 20 de septiembre de 2019

219

Armé una playlist súper acotada y precisa. Le puse de nombre "Todo bien". La lista de canciones es:

El diablo de tu corazón - Fito Páez
Cheques - Spinetta y los Socios del Desierto
Reloj de Plastilina - Charly García
Algo está cambiando - Julieta Venegas
Te vis - Fransia
Apaguen esa pista - Meteoros + Emmanuel Horvilleur
Mentira - Chita
Luxurious - Gwen Stefani
Frenesí - Isla de los Estados
Bailarina - Miranda!
Ayer te vi - Louta + Gotusso
DOT - Ministerio de Energía
Departamento - Bandalos Chinos + Adan Jodorowsky
Lo que está ya vendrá - Isla de los Estados
Intuición - Meteoros + Rosario Ortega

218

Ayer escribí: "Mi casa es insoportable". Pero, lo que tendría que haber escrito es: "Mi casa se me hace insoportable".

miércoles, 18 de septiembre de 2019

216

Hoy, hace exactamente un año, se murió mi tía Bety. En su honor, el mismo día que falleció, escribí un texto sobre ella y un libro que narra una fuga de una cárcel de mujeres durante la dictadura uruguaya (ese texto de hace un año se puede leer acá).  Ella era genial, complicada, pero genial. La primera vez que entré al Museo Nacional de Bellas Artes, fue con ella. Ella me incentivó para anotarme en la carrera de crítica de arte. Cada vez que tenía que rendir un examen ella sabía la fecha y a los días me mandaba un mail para preguntar cómo me había ido. Nos veíamos para almorzar: ponía una vajilla especial para recibirme y preparaba entrada, plato principal y postre. Tomábamos jugo en polvo o, en el mejor de los casos, una copa de vino. Las últimas veces que la vi grabé nuestras charlas porque sabía que iban a ser las últimas y no me quería olvidar de su voz. Hasta ahora no me animé a escuchar esos audios.
El día que se murió me levanté y tenía un mensaje en mi celular de su hija que decía: "Ma se fue". Al instante llamé a mi mamá y empecé a llorar. A la tarde fui al velorio. No había flores, así que compré un ramito de flores blancas, baratas, y lo puse arriba del cajón. Volví caminando desde la sala velatoria hasta mi casa, comí unas empanadas. Lloré un rato más. Revisé todos los libros de mi biblioteca que ella me había regalado y me fui a dormir.
Al día siguiente fui a Chacarita al crematorio. Todo me pareció bastante ridículo. No lloré hasta el momento en  que vi cómo el cajón entraba a ese horno gigante y rarísimo. Me abracé con una prima lejana. Después con una tía, hermana de mi vieja, y pedía por ver a mi mamá. A la noche José me pasó a buscar por la casa de un familiar. Me invitó una cerveza y un bun de no se qué. Nos sentamos en silencio, uno enfrente del otro. Cuando empecé a llorar otra vez él se paró y me abrazó. Volvimos en el tren callados hasta mi casa y dormimos juntos.
La extraño mucho.

215

En mi casa hay objetos de José que se olvidó: dos calzoncillos, una remera blanca, un dibujo que le hizo un amigo mío. Los objetos no me producen nada. Me dan lo mismo. Él también se quedó con unos objetos míos: un calzoncillo, una remera, una latita con porro que me regaló una amiga. Me pregunto ¿qué hago con sus objetos? ¿qué va a hacer él con mis objetos?

214

Anoche me acordé de algo que hice con mi mamá un domingo a la noche, creo que en 2005 o 2006.
Al tiempo de que mi mamá se separó de mi viejo conoció a un tipo que era nefasto: un veterinario psicópata y manipulador. Con mis hermanos lo odiábamos. El tipo era extremadamente mentiroso y mi madre extremadamente ingenua. En eso nos parecemos: nos cuesta no confiar en las personas que queremos (o que queremos querer). Después de varios meses mi mamá terminó siguiéndolo con su mejor amiga arriba del auto y lo encontraron cogiéndose a otra en medio de una playa que queda en la mitad de la nada.
De ese episodio de novela me enteré bastante tiempo después. Pero, cuando apenas ocurrió, mi vieja estaba re deprimida (acá empieza la anécdota) así que le propuse que juntáramos todas las cosas que él le había regalado y que quememos todo. Lo hicimos. Salimos hasta un patio interno que tiene el barrio donde vivía en Trelew, hicimos un montoncito de hojas, arrancamos el fuego y quemamos todo. La única imagen precisa que me acuerdo, de ese momento en el que arrancó el fuego, es la de un libro de autoayuda todo roto quemándose. En la tapa había un ojo con una lágrima. El título era La inutilidad del sufrimiento.

martes, 17 de septiembre de 2019

213

Él se quedó con una remera mía de color negra. Yo me quedé con una remera suya de color blanco.

lunes, 16 de septiembre de 2019

212

Lo que pasa en tu celular pega en la vida real. El problema es que todavía no sabemos muy bien qué significa. ¿Qué significa un mensaje sin responder? ¿Y un like en Instagram?

211

El disco Sí, de Julieta Venegas, que salió en 2003, es perfecto para pedalear por Buenos Aires de noche, mientras tratas de no pensar en tu reciente ex que hace tres meses ya era tu ex, pero volvió a ser tu actual y hace unas horas es tu ex de vuelta (y que todavía queres mucho).

210

Después del amor nunca nada es igual. No podía dejarlo pasar. Todo lo que hicimos fue para quebrar.

domingo, 15 de septiembre de 2019

209

Guarda con los de la noche. Guarda con el rock & roll.

208

Lxs hermanxs. Mis hermanxs.

207

Un redescubrimiento de estos últimos días. El perecido de la voz de Migue García con la de Charly es muy fuerte.




A cada secuencia de este amor
me ayuda a recordar que algo mas paso
que mi visión fue una impresión
y que en si fui feliz
Rasante en tu oscuridad
solo vos sabes quien y donde esta
ya me aproximo a ese lugar
donde siempre tendré que estar ausente
Otra vez me ves
regresas a mi vida y entiendo todo
otra vez volves
te digo "sos mi vida", y acabas con todo
Suerte que algo te canso
imposible fue que me canse yo
días de pura irrealidad
donde en si fui feliz
Rasante en tu oscuridad
solo vos sabes quien y donde esta
ya me aproximo a ese lugar
donde siempre tendré que estar ausente
Otra vez me ves
regresas a mi vida y entiendo todo
otra vez volves
te digo "sos mi vida", y acabas con todo
En secuencia... en secuencia con vos
No me comprendo viviendo sin vos
yo no comprendo como vos
es un problema que no este con vos
yo no comprendo como vos
sigo tan triste, sigo sin vos
yo no comprendo como vos
Tan presente tendré que estar ausente
Otra vez me ves
regresas a mi vida y entiendo todo
otra vez volves
te digo sos mi vida, y acabas con todo

sábado, 14 de septiembre de 2019

206

Anoche en un bar al que fui se me cayó un vaso y se rompió todo. Después, sin querer, tiré una banqueta. En ese momento se me ocurrió una idea para un cuento y la anoté en el celular. Es una historia de amor la línea de colectivos 100.

205

Dos canciones que ilustran a la perfección este 2019: "El diablo de tu corazón" y "Salir al sol". La primera se editó en 2001 y la segunda en 2003.

204

Ya no soporto una salida sin tomar alikal al día siguiente.

viernes, 13 de septiembre de 2019

jueves, 12 de septiembre de 2019

202

Con dos amigos queremos hacer una fiesta. Los tres coincidimos que desde que asumió Macri, es decir, desde diciembre de 2015 y hasta ahora, cada vez hay menos fiestas. Ya no sabemos a donde salir. Las opciones que hay son aburridas u oscuras. No hay ganas de festejar. No hay nada que festejar.
La crisis no estalla: implosiona, dice un ensayo publicado en la revista Anfibia. Hace unos días decía que la precariedad de la vida exterior se metía en mi casa, en mi vida. Esa idea está mucho mejor explicada en este texto que leí ayer. Cuatro años resumidos en un párrafo:
"Mayorías cansadas por la intensificación de la movilización de la vida y la ‘belicosidad’ de lo cotidiano; por sostener una vida –anímica y materialmente– sin dejar ningún elemento librado al azar. Por administrar entradas de dinero de varios lados: trabajo, changas, subsidios, préstamos. Por lidiar con la necesidad de mantener un umbral de consumo empobrecido y de ‘emergencia’ (casi todo comida, servicios, transporte público, casi nada en ropa y en celulares), junto con la educación de los pibes y las pibas en la escuela. Por bancar deudas –de financistas y de familiares– y, sobre todo, por sostener un trabajo doméstico en los interiores estallados: de su tiempo caótico, de los quilombos afectivos, de las violencias exteriores que se pliegan en los cuerpos cansados cuando atraviesan la puerta. Que haya que administrarlo todo, que haya que ganarlo todo, que haya que protegerlo todo cotidianamente con ‘alma (gorruda) y vida’, que nada esté garantizado y que todo amenace con salirse de control, hace que la vida mula no sea jamás homogénea ni igualitaria".

miércoles, 11 de septiembre de 2019

201

Para seguir en la línea del desamor: una canción de Bándalos Chinos



Hoy que piensas que pierdo el tiempo
No hay nada en mis ideas, solo juego
Quizás por la mañana no quiera amanecer

Tengo que explicarte otra vez

Lloré...
No estabas al tanto (ooh, ooh)
Me fui...
No quise mostrarlo

Aunque no me vea en tu reflejo
Puedo entender cuál es el miedo
Quizás por la mañana no quiera amanecer
Tengo que explicarte otra vez

Lloré...
No estabas al tanto (ooh, ooh)
Me fui...
No quise mostrarlo

Mírame
Mírame
Mírame
Mírame

Lloré...
No estabas al tanto (ooh, ooh)
Me fui...
No quise mostrarlo

Lloré...
No estabas al tanto (ooh, ooh)
Me fui...
No quise mostrarlo

200

Hace un rato, en una reunión de trabajo donde discutíamos cómo explicarle a los adolescentes qué son los sesgos cognitivos, descubrí que existen dos experimentos que trabajan este tema y que, curiosamente describen a la perfección mi situación sentimental.
El primer experimento es muy simple. El científico tira una moneda para arriba. La moneda es común y corriente, no tiene ninguna particularidad. Supongamos que el 30 por ciento de las veces salió cara y el 70 restante, cruz. Antes de tirar la moneda por vez número 21, el científico va a preguntarte a vos de qué lado va a caer la próxima vez. Seguramente pienses que hay dos posibles respuestas correctas: que va a salir cara porque salió menos, entonces hay más chances de que salga ahora; o que va a salir cruz, porque se va a repetir la tendencia. Pero, las dos respuestas están mal: cada vez que se tira una moneda la posibilidad de que caiga de un lado o del otro es de 50 y 50. Es el azar el que decide. Esto se llama falacia del jugador y pone en evidencia un sesgo que nos hace creer que en la mayoría de los casos las cosas se suceden secuencialmente y eso no siempre es así. Muchas veces hacemos A, pero no siempre pasa B, incluso si antes siempre fue así. Las consecuencias de nuestras decisiones no siempre dan los mismos resultados. Aunque hagamos una y otra vez lo mismo, aunque siempre tiremos al techo la misma moneda, la racha puede cambiar.
El segundo experimento es más complejo. En un laboratorio un científico te invita a pasar y te muestra al mismo tiempo dos fotos de dos mujeres diferentes, una foto en cada mano. El científico te pregunta de cuál serías amigo y te pide que elijas una de las dos fotos. Vos señalas  con el dedo a la mujer de la izquierda, sin dudarlo. Realmente quieren ser amigo de ella. Después el científico te va a pasar la foto para que la vuelvas a ver, pero antes de entregarte la foto de la izquierda va a hacer un pase de prestidigitación (eso que hacen los magos para hacer "trucos" de magia) y va a mostrarte en su mano izquierda la foto de la derecha. Dicho así parece estúpido, pero cuando este experimento se hace en la mayoría de los casos las personas no se dan cuenta que su respuesta fue alterada y justifican lo que no eligieron. Pero ¿qué tiene que ver esto con las emociones? La relación es que este experimento evidencia algo que se llama ceguera a la elección, una conducta que genera que te inventes razones para elegir algo e inventes un cuentito para justificarte, incluso aquello que en verdad no elegiste (este experimento se hizo en 2015 en Argentina aplicado a las elecciones presidenciales y fue genial, está disponible acá). El problema es que crees que todas las decisiones que tomás son conscientes y propias, pero muchas veces responden a ideas previas que tenemos en nuestra cabeza pero que no podemos identificarlas y por eso tenemos confianza ciega sobre muchas cosas de las que en verdad deberíamos desconfiar.

martes, 10 de septiembre de 2019

199

Hay una canción de Fito que dice: se terminó, se terminó/ cambiar por cambiar, no más, no resultó. Y también hay otra que dice: con la cocaína siempre llega el dolor/ es la forma perfecta para no sentir amor. Esta segunda después habla de Charly. 


198

Anoche en el taller que empecé escribí un tercer texto, pero no lo quise publicar porque es un texto triste. Habla del desamor.

197

"Soy de nadie, soy mía", le dijo Bianca al último cliente que atendió  en el telo de Godoy Cruz. Un casado de 42 años y 3 hijas que todos los jueves tomaba merca para no sentir y cuando igual seguía sintiendo la buscaba a Bianca.
Bianca espera que para agosto del año próximo le salga una beca para ir a estudiar a España un doctorado en filosofía. Mientras tanto trabaja en la calle. Prefiere eso a la gerencia familiar o a un trabajo de oficina. Sólo puede sentarse cuando estudia o cuando se pone a escribir. Hoy se levantó pensando en que no había estado sentada lo suficiente y que antes de irse a la zona iba a tener que hacer sí o sí el examen online del curso que estaba tomando: "La crisis contemporánea del marxismo post-estructuralista".  Siempre que lee a Marx se imagina siendo su amante. Fantasea con lamerlo desde la boca hasta el pubis. Pero Marx murió y Bianca está viva.
Antes de irse para el rosedal pasa a ver su amiga Virginia. Antes, compartían la misma esquina, pero ahora ella se puso un kiosco 24 horas. Cuando Bianca llega saluda a Virginia con un beso en cada mejilla y le pide lo de siempre: un paquete de Marlboro Box y un pebete de jamón y queso. Bianca decide no trabajar. Se queda  en el kiosco con Virginia. Al parecer le va a salir la jubilación gracias a una moratoria de ANSES pensada para quienes trabajaron siempre en negro, como ella y como Bianca. Las dos siempre fueron putas y el placer siempre se paga en negro.
"Cuando me jubile me voy a dejar las canas porque me dijeron que esta tintura da cáncer", dice Virginia mientras calienta el pebete en el hornito eléctrico que tiene en el fondo del kiosco, donde vive. Un cuartito con una cama, un escritorio, un placard de melamina y el hornito.
Bianca se prende un cigarrillo y mira el ventilador de techo. Le dice a su amiga que no quiere salir más a la calle, que está cansada de trolear. Bianca sólo quiere pensar, pero pensar en la calle y de noche porque no le gusta estar encerrada: siente que deja de ser de nadie, que deja de ser de ella y pasa a ser de las paredes y eso la pone nerviosa y en crisis, como al marxismo post-estructuralista que se encerró tanto que ya no puede hacer la revolución.
Carola, la madre de Bianca, siempre la tenía encerrada en el cuarto de servicio donde dormían las dos. Carola llegó de Paraguay para trabajar como mucama en la quinta de Olivos. Al poco tiempo se embarazó del Presidente y nació Bianca. Para evitar el escándalo político, la mantenía escondida. Cuando el Presidente terminó su mandato reconoció a su hija, pero a los meses la olvidó culpa del alzheimer que lo mató. Bianca cobró una parte importante de la herencia, no así su madre, que terminó cobrando la mínima gracias a una moratoria de ANSES, similar a la que va a cobrar Virginia dentro de poco tiempo. Pero, Bianca tardó en hacerse de su herencia porque en el momento que se murió su padre, que fue presidente, se esguinzó la muñeca y no podía firmar los papeles del banco para cobrar su parte.
"Me gustaría que haga un poquito más de calor", le dijo Bianca a su amiga mientras se preparaba para salir a la calle: finalmente decidió ir a trabajar. Antes de pisar la vereda se acordó que se había quedado sin café para el desayuno del día siguiente. Le sacó unos saquitos a su amiga kiosquera y se los guardó en el escote, entre las tetas.
Después de atender al segundo cliente (Omar, cincuenta y siete años, viudo) pidió una taza de agua caliente a la recepción del telo. Le había dado sueño, así que decidió usar uno de los saquitos que le había sacado a Virginia. Cuando lo terminó de tomar llenó el jacuzzi de la habitación con agua caliente y espuma. Se metió. No hundió los brazos. Desde el teléfono resolvió el examen del curso online que estaba tomando sobre la crisis contemporánea del marxismo post-estructuralista.

196

No sirve para nada vivir para otros. Soy una mujer de un solo estímulo a la vez.

195

Suena una cumbia y Natalia baila sola con una cerveza caliente en la mano. Está en Morón. Cada sábado va sola en un remis y aprovecha a hacer la previa en la hora y media que tiene de viaje. Compra unas birras y las toma con el chofer.
Natalia sólo sale a esa bailanta de Morón. Se hizo amiga de Jesica, una chica trans que en invierno atiende la barra con un outfit de esquimal. Natalia baila en Morón porque para ella la gente transpira diferente. El olor a chivo de esa bailanta es especial. No le gusta el olor a perfume caro de los boliches a los que van sus amigas por Recoleta.
Dentro de dos horas, cuando vuelva en otro remis a su casa, va a sacar las vitaminas que toma todos los días a las 7 am y va a ver en su teléfono un mensaje de su padre: "Estás volviendo? se está incendiando la bailanta a la que vas". Natalia va a sentir un torbellino adentro de su panza. Va a hacer parar al remisero en la mitad de la autopista y va a vomitar cerveza, whisky y pastillas. "Karen se incendió la bailanta boluda" va a escribir en un mensaje de texto. En ese mismo momento se va a olvidar de cómo bailar para siempre. Pero ahora está bailando contra la pared y el boliche todavía no se prendió fuego, todavía puede estar dos horas sin pensar. En definitiva es lo único que quiere: dejar de pensar, al menos por un par de horas.
La abuela de Natalia siempre buscó lo mismo pero se murió en el intento. Natalia se crió con ella y heredó sus peores males, entre ellos la imposibilidad de dejar de pensar. Es una neurótica obsesiva. Sólo cuando baila en Morón se abstrae, pero ahora que la bailanta se va a quemar va a tener que buscar otro espacio para escaparse.
El sábado siguiente al incendio Natalia se encuentra con Karen en el Florida Garden a las siete de la tarde. Piden una tabla de quesos y un champán. Después dos cervezas y antes de irse dos cortados con un tostado de jamón y queso. Karen propone ir a una rave en Costa Salguero. En la cartera lleva tres pastillas para compartir con su amiga y un porro: a veces le cuesta bajar. Toman un remis de la misma remisería que antes la llevaba a Natalia hasta Morón. Le piden al chofer que las deje en Pachá.

lunes, 9 de septiembre de 2019

194

Hoy voy a empezar un taller de escritura. Lo da una amiga que se llama Sofía Badia y escribe muy bien. Hizo un folletín para la revista Orsai sobre sus abuelos y fue genial. Mañana voy a publicar los textos que haga ahí.

domingo, 8 de septiembre de 2019

193

Tengo mucha resaca. El porro me abomba la cabeza. La cerveza también. Bailé hasta tarde.

sábado, 7 de septiembre de 2019

192

Veo muchas fotos en Instagram de amigos que están en Europa. ¿No existe la crisis?

191

Cosas que hay en mi tacho de basura: yerba, colillas de cigarrillos, servilletas usadas, comida con hongos.

190

Empecé a escuchar a Spinetta en 2009.
Cuando vivía en Trelew tomé clases de teatro en un lugar que se llama (si es que todavía existe) El Árbol: una especie de centro cultural ediliciamente noble, pero jipón. Mi profesor se llmaba Gabino, bah, su nombre real es Ariel pero en ese momento usaba su "nombre artístico" todo el tiempo. En una de las clases nos hizo hacer un ejercicio que ya no recuerdo cómo era, pero lo que si me acuerdo es que de fondo sonaba una canción rarísima que me gustó mucho.
La canción es "La bengala perdida".


jueves, 5 de septiembre de 2019

188

Apoyé un envase de cerveza vacío al lado de la heladera y encontré, ahí en el piso, ese papelito que una vez me salió en una galletita de la fortuna, ese que decía: Utiliza los conocimientos adquiridos.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

martes, 3 de septiembre de 2019

186

Mi obsesión por la televisión argentina me arrastró a Tratame bien, un unitario que se emitió por el 13 hace como diez años con Cecilia Roth y Julio Chávez. Es la historia de un matrimonio en crisis. Ella es una mujer empoderada e independiente. Él un controlador y un ansioso. Lloro en casi todos los capítulos.

lunes, 2 de septiembre de 2019

185

No supe de José en todo el fin de semana porque se fue a Mar del Plata de repente. Recién llego de su casa después de una larga charla que empezó como un comentario y derivó en una discusión absurda. Tiendo a creer que él tomó mi comentario como un ataque: dije que me había sentido mal porque no supe de él en todo el fin de semana y sentí que me había ghosteado. Ahora escribo sobre esta discusión teenager porque escribir ordena las ideas. Pero la verdad es que me quedé sin ideas.

domingo, 1 de septiembre de 2019

184

Hace un rato encontré en la cocina de mi casa un pepelito que había sacado una vez en una galletita de la fortuna que decía: "Aplica todos los conocimientos adquiridos".