sábado, 30 de noviembre de 2019

viernes, 29 de noviembre de 2019

322

Hoy operan a mi mamá. Voy a pasar mi día junto a personas que no quiero. Siempre odié el olor a hospital. Mi mamá siempre traía olor a hospital desde su trabajo.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

martes, 26 de noviembre de 2019

319

Samuel odió el traje que su madre le regaló para su bar mitzvah. Le hubiese gustado comprarlo él, por elegirlo. También le hubiese gustado organizar el evento pra no invitar a casi nadie y para suspenderlo sobre la hora. Él es así, molesto, soberbio, irreverente y a la vez dulce y miedoso. Esa dicotomía produce que lo conmueva una fiesta sado, un gatito, bailar música electrónica, caminar por una plaza con su amiga Ingrid o robar de un templo algún objeto religioso. Samuel odia los abusos de poder, las obligaciones familiares, ver llorara a sus amigos y amigos y, sobre todo, odia que su madre le compre trajes.
Él no sabe por qué es así. En una oportunidad tuvo una entrevista con el psicólogo de la escuela, que además era rabino, y le dijo que él era así por la forma en la que su madre lo crió. Según Samuel ella trataba de ser afectuosa, pero cuando él se acercaba ella lo rechazaba. El rabino terapeuta le dijo que ese doble vínculo provocó que Samuel no pueda distinguir de forma tajante y clara entre lo que está bien y lo que está mal. Después de escuchar eso, Samuel miró al rabino psicólogo a los ojos y dijo: "¿Y quién dice qué está bien y qué está mal? ¿Dios? Dios no existe y usted es un pelotudo".

318

Su esta pasta de dientes viviera podría elegir a qué boca entrar, sobre qué cepillo acostarse y que gusto u olor tener. Y si esta lapicera viviera escribiría sola, habría best sellers como los de Corín Tellado y perdería un poco de tinta cada vez que eyacule durante un orgasmo.

317

Patria es el nombre del grafiti que hizo Walter en un revistero. En su bio de Twitter puso: 100% Argentino. Su deseo más profundo es ir a otra guerra por Malvinas.

316

A Mario le gusta tirarse pedos en el transporte público porque sabe que nadie se va a atrever a decirle algo. Le gusta hacerse la paja mirando porno gay, dice que es un morbo. Se acuesta con mujeres. La última vez que lloró fue cuando se le rompió un florero que era de su mamá.

315

La última mentira que dijo Sergio fue a su novia: "No puedo ir a dormir con vos porque atiendo el kiosco toda la noche". Cuando está solo en el local aprovecha para mirar porno, comer golosinas, se hace uno o dos superpanchos e invita s us amigos a tomar cerveza. O la lleva a su novia para coger en el baño de atrás.
Sergio tiene un nombre secreto de guerra espiritual. Lo usa en los encuentros de yoga: Satbia.

314

En la puerta de este edificio vivía Matías, uno de los primeros amigos que tuve cuando llegué a Buenos Aires. Fue un gran compañero los primeros años. Ahora, acá vive su novio, a quien me crucé recién mientras venía hasta esta puerta. No me animé a decirle que venía a escribir sentado acá. Ella vive en esta casa desde el verano pasado, desde que Mati se murió. Ahogado. En el Tigre.

313

El primero de una serie de ejercicios:

En mi barrio mis vecinos pusieron luces azules que se prenden de noche. Las lucen titilan, simulan ser las sirenas de un patrullero. Imagino que lo hacen para espantar a los ladrones, para que crean que hay seguridad en la cuadra. Las únicas luces que me gusta que titiles son las de mi bicicleta: dos blancas adelante y una roja atrás.
Ya no quiero vivir en este barrio, rodeado de personas que creen que la policía los protege.
Hace un mes y pico me pegaron en la calle y le pedí ayuda a un policía, pero me levantó el pulgar y siguió caminando. No quiero vivir más en este barrio, donde los niños y las niñas salen a la tardecita con sus madres y padres a andar en patineta o en bici.
Por eso me voy a mudar. Ya no aguanto más esas imágenes de niños blancos y ojos azulinos, como las falsas sirenas de policías. Me voy a ir a vivir a ese límite curioso entre Recoleta y Once: Córdoba y Ecuador. Lo único que lamento es que voy a perder la terraza que tengo, justo ahora que empieza el calor. A un chico que a veces viene a mi casa a comer, coger y dormir le gusta mi terraza. Una vez vino y se tiró al sol. No hablamos. Nos apoyamos uno sobre el otro nos quedamos callados.
Me gusta la idea de volver al centro. Me fui porque estaba aturdido y porque tomaba muchas drogas. Pero ahora, después de dos años y medio, ya no estoy aturdido y tampoco tomo tantas drogas.

lunes, 25 de noviembre de 2019

312

Tengo una ansiedad como de año nuevo. Dice una canción. Creo que ya escribí esto en algún otro día del año.

domingo, 24 de noviembre de 2019

sábado, 23 de noviembre de 2019

309

Anotaciones que hice en mi celular anoche, mientras bailaba en una fiesta nueva a la que no había ido nunca:

Las 6 am a las 2 am

Nadie quiere a nadie. Sólo les gusta la coincidencia.

Me gusta no hacer distinción entre ropa de noche y ropa de día.

También me gusta pensar que me está mirando. Que nos estamos mirando.

El problema es que se junten los encantos.

Nada más triste que robar vasos de plástico usados.

viernes, 22 de noviembre de 2019

308

Tomé un café con Leopoldo Estol, que es un amigo, que es un artista, que me gusta mucho su obra. Me hizo un retrato la semana siguiente a la que me pegaron. Charlamos una hora. La discusión era alrededor de la hipertrofia del yo  y el fin de la fantasía.


307

Encontré el título para una novela que todavía no quiero escribir.

jueves, 21 de noviembre de 2019

306

Hoy fui al teatro con un chico que me gusta. Le regalé las entradas por su cumpleaños. Cuando nos sentamos en la sala me dijo que él también tenía un regalo por mi cumpleaños: de su mochila sacó el libro de poemas de Dárgelos, ese que salió hace poquito.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

305

Este fin de año sólo tiene sorpresas y cansancio. Me gustan y no me gustan las sorpresas.

martes, 19 de noviembre de 2019

304

Cada vez que vuelvo de viaje tardo unas 48 horas en revivir, en contactarme. Por ahora sólo quiero tomar cerveza.

lunes, 18 de noviembre de 2019

303

Recién llego a mi casa. A pesar de que me hubiese quedado un poco más en Uruguay, mientras volvía en un taxi hasta acá, pensaba: "No viviría en otro lugar que no sea Buenos Aires".

302

Estoy en un colectivo camino a Colonia. Desde allí sale el barco que me va a llevar otra vez a Buenos Aires. Lloré varias veces en lo que va del día y todavía no me doy cuenta por qué. En la casa de Anais, Vale y Rodrigo dejé una novela que leí mientras me quedé con ellos. Es esa novela que leí cuando era un chico de 12 o 13 años y que volví a comprar. No llevé regalos, pero quería dejarles algo mío. Les escribí un textito que dice algo así como que espero nos veamos antes de lo pensado, que a veces el afecto viene de gente extraña y que yo amo a los extraños.


domingo, 17 de noviembre de 2019

301

Me gustan Anais, Valeria y Rodrigo. Los tres estudian cine en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Son desordenados, dispersos, generosos, muy inteligentes y dulces. Los conozco apenas hace 48 horas, pero siento que ya somos amigos. Mañana vuelvo a Buenos Aires. Quisiera quedarme un poco más con ellos.

sábado, 16 de noviembre de 2019

300

Playa Hermosa es un lugar misterioso. Los pibes y las pibas que están acá están estimulados por el mar, el cine y la cocaína. También por el amor.

viernes, 15 de noviembre de 2019

299

Vine a Uruguay para aprender a no ser yo. Para jugar a ser otra persona.

298

Acabo de llegar a Montevideo. Es la primera vez que estoy acá. En el viaje conocí a dos amigos que son instructores de yoga: él se llama Charly y tiene 53, ella se llama Cecilia y tienen 50. Creo que nos hicimos un poco amigos. Me gusta el azar. Espero verlos pronto.

jueves, 14 de noviembre de 2019

297

Estos son los últimos textos del blog. Hoy recordé que mi primer trabajo rentado (hacer unas notas para el diario Tiempo Argentino) lo conseguí gracias a un texto que escribí y publiqué acá. Era sobre una novela de Fito Páez malísima. Creo que en ese momento un poco me gustó.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

296

Decidí comprar una novela que leí cuando tenía 12 para volver a leerla. El primer ejemplar que tuve (me lo había regalado la bibliotecaria de mi escuela primaria) se lo regalé a una amiga, pero le entraron a robar a su casa y entre todo lo que se llevaron estaba ese libro.

martes, 12 de noviembre de 2019

295

Todos los ejercicios que hice en el taller del lunes fueron sobre la misma idea. Creo que encontré algo para trabajar a largo plazo.

294

El sábado decía que una de las pocas cosas buenas del segundo semestre fue las muchas fiestas a las que fui. Pero, también la cantidad de cosas que escribí. Desde que no estoy con José escribo más. No creo que sea causa-consecuencia, pero estimo que algo tiene que ver.

lunes, 11 de noviembre de 2019

293

Tengo miedo de no llegar a los 365 textos cortos. Seguro llego. O me obligo a llegar.

domingo, 10 de noviembre de 2019

292

Me gusta caminar por La Plata. Escuchando música fuerte. Y por la vereda donde pega el sol.

sábado, 9 de noviembre de 2019

291

Anoche leí un cuento mega breve en un bar. Después salí a bailar. Creo que una de las pocas cosas buenas de este segundo semestre fue la cantidad de fiestas a las que fui.

viernes, 8 de noviembre de 2019

290

El título de un disco que me gusta mucho: All possible futures.

289

Algo que escuché en una conversación ajena:
Lo único que para una cosa angustiante es el movimiento. El movimiento siempre calma. Por ejemplo: caminar caminar caminar caminar. Como cuando llegas a un lugar que parece conocido, como si en algún momento hubieras estado ahí, pero nunca estuviste.

jueves, 7 de noviembre de 2019

288

La semana que viene me voy a Uruguay. Es la primera vez que voy. En relidad es la segunda: la primera fue con mi mamá hace unos años, pero no la cuento porque fuimos y volvimos en el día (sólo estuvimos en Colonia). Me entusiasma el viaje. Voy solo. Creo que, desde que me pegaron, es lo único que me entusiasma.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

martes, 5 de noviembre de 2019

286

El último ejercicio:

El sueño de Estela es perderse en el desierto y morirse deshidratada. O volverse loca y morir en un espejismo, en una ilusión óptica de algún oasis. Le gusta pensar que si se muere en el desierto su muerte no va a ser en vano: su cuerpo va a servir como alimento para algún pájaro carroñero. Estela tiene esa fantasía cada vez que camina en silencio, observando lo que pasa en su casa. Nada. Para Estela en su casa no pasa nada. Su hijo mayor estudia administración de empresas y su hija menor abogacía. Pasan los fines de semana en una casa de un country de Pilar. Dos veces al año viajan a Miami a comprar ropa y a actualizar sus modelos de iPhone. También renuevan sus Macs.
Estela está harta de ser rica. Ella no decidió esto, no sabía que su marido se iba a convertir en un juez de derecha de la Corte Suprema, que iba a comprar un piso en Puerto Madero, ni que iba a contratar tres empleadas domésticas: una cocina, otra limpia y la tercera es cama adentro (la usan como sirvienta).
Estela intentó de todo: hizo talleres de pintura, cesteria, pastelería, bordado, pero con nada quedó satisfecha. También se sumó al grupo de oración de una iglesia en Recoleta, pero dejó de ir porque el olor de la iglesia le parecía horrible. Decía que usaban un desodorante para pisos muy grasa, muy berreta, con olor a pis de gato. El último invierno salió con otras mujeres ricas a repartirle comida a los pobres, pero después de la tercera noche dejó de ir porque decía que la hacía muy mal ver a la gente en la calle y ella prefería no exponerse a esa angustia.
Su marido y sus hijos creían que estaba deprimida y que si iba a haber a algún psiquiatra, quizás, la podía medicar para que, quizás, se sienta mejor. Pero ella se resistía. "Yo no estoy loca", le decía Estela a cualquiera que la mande a medicarse. Ella sólo quería sentir algo.

285

Otro ejercicio:

Pablo Lescano siempre miraba porno cuando estaba en la casa de Marito, su compañero de cerámica. Empezó a hacer y vender macetas artesanales cuando dejó la música. Marito le insistió en hacer el curso de cerámica para que ocupe su tiempo y para que no pierda su costado creativo. Al principio Pablo se resistió, dijo que eso era de maricón, pero al final se anotó. Ya hizo ochenta y siete macetas y cuando llegue a la número cien se va a poner un vivero con Marito, que es jardinero. A Marito no le gusta que le digan "jardinero", él dice que es florista porque no le interesan las plantas, sólo las flores.
Siempre que se acaba la clase de cerámica Pablo se va a la casa de Marito. Toman cerveza, fuman porro y escuchan cumbia. Pero, antes de hacer todo eso, Marito se da una ducha y en ese momento es cuando Pablo se mete en la habitación de su amigo a mirar porno desde el celular. Siempre mira el mismo sitio: bien zorras punto com. Casi siempre termina haciéndose una paja. Si está muy caliente busca busca algún calzoncillo sucio de Marito abajo de la cama y lo huele mientras se toca y mira porno. Pablo dice que eso no es de maricón, que es un morbo. En una oportunidad le gustó tanto el olor del calzoncillo de su amigo que se lo lelvo a su casa escondido adentro de una maceta. La maceta era de color rojo y tenía mariposas amarillas pintadas a mano.
Un día Marito salió de la ducha y se lo encontró a Pablo tirado en la cama. Por suerte él ya había acabado y había devuelto el calzón a la oscuridad que hay abajo de la cama. Marito, que no era una persona pudorosa, decidió cambiarse adelante de su amigo. Apenas se quitó la toalla Pablo le miró la pija. Empezó a ponerse nervioso, a calentarse. No entendia lo que le pasaba, sentía que el estómago se le retorcía, al mismo tiempo que se le paraba la pija.
Era algo muy extraño para él, pero rápidamente entendió que se había enamorado de Marito.

284

Conocí a Bárbara el verano pasado, cuando trataba de cruzar Brasil por Pedro Juan Caballezo, una localidad paraguaya que limita con el sur brasileño. Mi coupe fuego se rompió y tuve que pasar unos días ahí, hasta que el repuesto llegó desde Asunción. Como no tenía mucha plata alquilé un cuartito en la casa de Bárbara. Ella vivía ahí con Ramón, su marido carpintero, y con Ricardo, su hijo, un niño de cuatro años que podía hablar con los muertos. Bárbara lo tuvo a los 19 años y me contó qu eel parto fue complicado, que casi se mueren los dos y que Ricardo, tuvo visiones fantaasmas en el momento de la muerte. Fue ahí cuando desarrolló su habilidad.
Para los habitantes de Pedro Juan Caballero, Ricardo tenía un don. Muchos vecinos y vecinas pagaban para que el niño se contacte con algún familiar muerto.
El segundo día que estuve allá apareció un vecino con una bolsa de consorcio llena de guita. El tipo le dijo que le daba toda esa guita si lograba que su hijo contacte a su mejor amigo. El vecino le voló la cabeza a su socio de farra de un escopetazo, después de que una prostituta brasileña elija a su amigo (y no a él) para bailar durante un show erótico. La prensa especializada del lugar (si es que existe) lo calificó como "el crimen del amigo caliente". Para mi fue el crimen del amigo loco de mierda.
Bárbara aceptó, a pesa de que Ricardo le dijo que no iba a poder. La familia necesitaba la palta, con el alquiler de la piecita no era suficiente. Tampoco con el trabajo de carpintero del marido de Bárbara. Ricardo le preguntó al tipo por qué quería hablar con su amigo, si lo había matado. "Quiero disculparme, creo que me excedí un poco", respondió. El niño, Bárbara y yo fuimos al cabaret donde había sucedido todo. Eran las dos de la tarde y la temperatura en Pedro Juan Caballero era de casi 40 grados. A un costado del escenario había un cuerpo tirado, con un escopetazo en la cabeza y un charco de sangre alrededor. Ricardo se sentó sobre el charco de sangre y puso sus dos manos en la cabeza del muerto. Cerró los ojos.
Los minutos pasaban, pero el nene no decía nada. El vecino que mató a su amigo se empezó a poner nervioso. Yo miraba todo desde lejos, estaba un poco asustada, pero a la vez disfrutaba la sesión de espiritista. De repente a Ricardo le empezó a salir sangre por la nariz y por la boca. Desesperada su joven madre salió al aucilio. Apenas tocó a su hijo el chico se desplomó sobre sus brazos. Abrió los ojos, me miró y me dijo: "tu piedra destino es el Agata y cuando cruces Brasil jugá a la loteria, tu número favorable va a ser el 21.904". Terminó de hablar y se murió.

283

Ayer volví al taller de escritura después de un mes. El primer ejercicio:

Este año no voy a dormir lo suficiente. Nunca pensé que ser asafata me iba a demandar estar tanto tiempo despierta. Mis vuelos son en horas insólitas y cuando viajo en horarios normales son distancias tan largas que el jet lag me mata.
Me invento actividades para pasar el tiempo: comprar el precio de los flotadores de los free shops de las ciudades con playa o busco algún látigo exótico en algún sex shop (aunque siempre termino comprando consoladores de plástico). Me gusta el sexo solitario, mi astróloga dice que es porque no tengo ningún signo de tierra en mi carta, que son todos de aire, que prefiero la fantasía. La semana pasada volé a Miami y me toqué en el baño del avión mientras pensaba en cómo me cogía al piloto en una reposera. Sé que si cumplo la fantasía no va a ser tan interesante y me voy a quedar quieta como una paloma cuando empolla un huevo. Además, me dijeron que toma mucha pala así que no se le debe ni parar.
Me da a alergia la idea de tener que acostarme con otro. Estoy cansada de la presión social de tener que estar sexualmente activa o en pareja. Nadie entiende, ni sorporta, que yo quiera estar sola, con mis látigos y mis consoladores. Soy como un caracol, de esos que tienen como un caparazón en el que viven. De los que andan solos por los jardines.
A veces también, para pasar el insomnio, doy paseos gastronómicos. El mes pasado gasté cientos de dólares en una mermelada gourmet que fabrican en Irak. Era un asco. La tiré por el balcón de mi casa después de probarla.

lunes, 4 de noviembre de 2019

282

Todavía no me recupero del fin de semana. Hoy, antes de llegar a la redacción, compré una caja de ibuprofeno 600 y también unas pastillas para el dolor de garganta.

domingo, 3 de noviembre de 2019

281


Hay gente que veo de vez en cuando y es hermoso. Hoy pasé el domingo con Iñaki. Creo que no lo veía desde el invierno. Pero ahora hace calor. Dormimos tres horas de siesta.

280

Tengo una amiga del azar. Se llama Daniela. La conocí en el BAFICI y no sé por qué, aunque nos conocemos poco, cada vez que nos vemos nos ponemos muy contentos de cruzarnos. Ayer la vi de casualidad en la Plaza del Congreso, cuando terminaba la Marcha del Orgullo.

sábado, 2 de noviembre de 2019

279

Es la primera vez en siete años que la paso increíble en una marcha del orgullo. Creo que es por mis amigxs. O por el ácido.

viernes, 1 de noviembre de 2019

278

Para mi escribir un cuento, hacer una playlist o mezclar música para hacer un set es exactamente lo mismo.