Empiezo a marcar en la grilla de programación qué películas quiero ver y cuáles no. Le pregunto a mis compañeros de equipo -que son especialistas en cine- qué me recomiendan. No sigo las recomendaciones de los diarios porque los críticos de cine me parecen bastante pedorros. La crítica de cine y la de música están muy esteriotipadas y, al parecer, no hay ninguna publicación grande que permita jugar un poco. La única crítica que zafa es la de artes visuales. Y a veces la literaria.
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