martes, 31 de diciembre de 2019

365

Este es el último texto del blog. No quiero publicar más nada acá, al menos por ahora (me quiero permitir poder cambiar de opinión). A partir de este momento este sitio va a ser un cuaderno de anotaciones propias, pero públicas. Va a ser algo así como un archivo de este año, que fue el más largo de todos. No recuerdo un año tan largo y tan agotador como este, fue algo así como la resaca del 2018. Decidí terminar el año con Cajita, el mejor compañero de estos últimos doce meses. Y viviendo en lo de Gianni, una de las primeras amigas que tuve cuando llegué a esta ciudad -y a quien conocí a través de Mati, mi amigo que se murió en febrero de este año.
Lo que empezó siendo una meta ambiciosa y algo delirante (escribir 365 cortos en un año) finalmente ocurrió, a pesar de los baches de silencio que hubo entre abril y junio.
Me da miedo volver a leer todo lo que está acá, pero imagino que en algún momento del verano lo haré. No quiero reencontrarme con nada de todo lo que anoté. Muchas de las cosas que hay en este blog quisiera poder quitarlas incluso de mi cabeza. Mucho de lo pasó fue sólo un mal viaje.
Faltan sólo dos minutos para que se termine el año y con el año que se va también se va este blog. Se terminó la mala señal. A partir de ahora quiero que aparezcan los días de neón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario