Todas las generaciones creen que tienen su propio duelo en relación al amor. El duelo de la generación de mis padre fue el divorcio: saber que existía la posibilidad de terminar un matrimonio si la cosa no funcionaba. El duelo de mi generación son las propias relaciones: entendemos que está mal la manera en la que nos enseñaron a vincularnos, pero no sabemos qué hacer. No conocemos otra cosa.
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