Todos los días a la cinco de la tarde el sol se refleja en la ventana de un edificio que está justo enfrente de la ventana de mi casa. Hasta las cinco y cuarto no puedo hacer nada porque ese reflejo me da justo en la cara. Me muevo y trato de esconderme atrás de la computadora, pero tampoco veo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario