jueves, 28 de febrero de 2019

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La pregunta que me hizo mi amigo, con el que fui a ver a Charly, era si recomendaría el show. Nos preguntó eso a su novia y a mi. Dije que no.
Tres ideas que me quedaron en la cabeza después del concierto:
1. "Charly García" como idea, es mucho mejor que "Charly García" como sujeto. Hay que bancar la idea y la música, no al tipo.
2. De alguna u otra manera el público de Charly es tan decadente como él: todo se lo festeja y de todo se ríe. En un momento del recital, mientras sonaba "No importa", pasaban tapes de fines de los 90. Al público le parecían geniales, es decir, ver a un tipo pasado agarrándose a trompadas, era una genialidad. Uno de los tapes era una placa de crónica que decía: "Charly tiró una maceta por la ventana y le pegó a una redactora de Crónica". El publicó aplaudió.
3. Es un artista decadente, pero no porque ahora está rehabilitado y gordo, sino porque es bastante facho. La idea de que "un aristócrata de la virtud" se desfiguró demasiado. Se volvió un aristócrata a secas.

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