domingo, 30 de junio de 2019

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Ejercicio 4: Volver

Vuelvo a tu casa por azar, porque me encontré a tu novia, que es mi amiga, en una esquina cualquiera un martes a la noche. Vuelvo porque ella me lo pide, me dice que te vas a poner contento si vuelvo. No puedo decir que no aunque quiera: ella está llorando encima mío mientras me pide que la acompañe a tu casa. Trato de consolarla con lugares comunes. Le digo tenes que ser fuerte, tenes que seguir adelante, vos vas a poder y otras frases vacías de sentido. Caminamos abrazados hasta la puerta de tu casa, en el medio compramos una birra y la tomamos por ahí. Brindamos.
Después de dos años vuelvo a subir los casi 50 escalones de mármol blanco que hay en la entrada para encontrarme con un lugar destruido. Parece una casa abandonada: las paredes del living y de los cinco cuatros están destruidas, todas descascaradas, olor a pis de gato por todos lados, bolsas de cemento rotas tiradas en el piso, pintura chorreada, pedazos de caños, muebles rotos. Mugre, tu casa es una mugre. Siempre fue una mugre, vos eras medio mugriento, pero nunca vi tanta suciedad. Tu novia me dice que ella va a terminar la obra así podes ver tu casa como la querías. Pero qué importa cómo vaya a quedar esta casa, si vos no vas a vivir acá nunca más porque estás muerto. Ahora sos un puñado de cenizas adentro de una caja de madera que tiene una chapa con tu nombre grabado de una manera muy desprolija.
Estás arriba del piano rodeado de objetos que parecen amuletos. Según ella eso es lo que necesitas para estar bien: una foto de tu mamá, tu diploma de la escuela primaria, una postal de España, una tuca, unas moneditas de no se donde, unos caracoles y otras chucherías más que no había visto nunca. Y ahora que estoy acá solo puedo pensar que te extraño, que fuiste el primer gran amigo que tuve cuando llegué a esta ciudad, que me gustaría que no estés muerto así tomamos whisky y fumamos porro en el sillón viejo de cuero marrón que hay acá. Da igual cómo quede la casa. No existís más y esta lugar es solo un montón de cosas llenas de tierra con olor a meo. No quiero volver nunca más.

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