sábado, 21 de septiembre de 2019

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Anoche Cajita me invitó a un concierto de Miranda. Las entradas las consiguió el hermano de Karen, una amiga de él (escribí un cuento sobre ella hace poco). Un dato de color: cuando me separé de José en noviembre del año pasado, ese mismo día también fui a ver a Miranda y también fue en el Abasto.
El público de Miranda es muy extraño. Es todos y es nadie. Son señoras que lloran, maricas de treinta y pico y adolescentes que tienen binchas de flores de papel con luces. El milagro del pop.

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